Crudiveganismo

Tabla de contenidos

Dieta que combina el veganismo con el consumo de alimentos crudos o cocinados a bajas temperaturas, para preservar sus nutrientes naturales.

Crudiveganismo: alimentación viva y consciente

¿Y si comer fuera algo más que llenar el estómago? El crudiveganismo es mucho más que una dieta. Es una manera de conectar con lo que comemos, con la naturaleza… y con nuestro propio cuerpo. Esta forma de vida une el veganismo con una vuelta a lo esencial: alimentos crudos o cocinados a baja temperatura, para que conserven todo su potencial nutritivo.

¿Qué es el crudiveganismo?

Imagina una alimentación 100% vegetal, sin procesados, sin cocciones agresivas. Nada de freír, hornear ni hervir a fuego fuerte. En el crudiveganismo, los alimentos no superan los 42-48 °C. ¿Por qué? Porque se cree que al cocinarlos por encima de esa temperatura, pierden enzimas, antioxidantes y otros compuestos beneficiosos.

Quienes siguen esta dieta apuestan por ingredientes en su forma más pura: frutas frescas, verduras crujientes, semillas, frutos secos, brotes, algas, fermentados… todo lo más natural posible. ¿El objetivo? Sentirse más vital, más ligero y más conectado con lo que uno come.

Al no alterar los alimentos con el calor, muchos creen que mantienen su “fuerza vital”. Y eso, según ellos, se nota: mejor digestión, más energía, y menos toxinas acumuladas en el cuerpo. Una forma de cuidarse desde dentro, sin artificios.

El crudiveganismo excluye todo producto de origen animal —al igual que el veganismo— pero también rechaza la cocción de los alimentos a altas temperaturas.

Beneficios del crudiveganismo

Quienes han probado esta forma de comer suelen hablar de cambios importantes en su día a día. Algunos de los beneficios más mencionados son:

  • Más energía y claridad mental (sí, ese chute natural sin café).
  • Digestiones ligeras y un intestino feliz.
  • Menos inflamación, menos dolores, menos achaques.
  • Adelgazamiento gradual, sin pasar hambre ni contar calorías.
  • Piel más luminosa, más sana, más tú.

Y no solo el cuerpo lo agradece. El planeta también. Al no cocinar con electricidad o gas, se reduce el consumo energético. Además, el crudiveganismo suele ir de la mano con productos locales y de temporada. Sostenibilidad y salud, de la mano.

Consideraciones nutricionales

Ahora bien, no todo es perfecto y mágico. Como cualquier tipo de alimentación restrictiva, el crudiveganismo requiere cierta planificación. Algunos nutrientes pueden escasear si no se presta atención, como:

  • Vitamina B12 (imprescindible suplementar).
  • Vitamina D (especialmente en invierno).
  • Hierro, calcio, omega-3 y proteínas completas.

Además, no todos los alimentos se pueden consumir crudos. Algunas legumbres, el boniato o la patata, por ejemplo, necesitan cocción para eliminar toxinas. Así que conviene ir con cabeza, escuchar al cuerpo y, si es posible, contar con el acompañamiento de un nutricionista especializado.

Crudiveganismo y ética

Para muchas personas, esto no va solo de salud. Es una elección ética, casi espiritual. Es una forma de vivir que respeta a los animales, protege la naturaleza y promueve un consumo consciente, sin excesos ni residuos.

Es volver a lo esencial. A lo vivo. A lo real. Comer no solo como un acto biológico, sino también como una forma de cuidar, cuidar(se) y cuidar al mundo.

Productos recomendados

Si te interesa adentrarte en el mundo del crudiveganismo, aquí tienes algunas recomendaciones que podrían facilitarte el camino:

Libros:

Ingredientes:

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